Canfranc.
La foto no está bien. No es como debería ser. Zelda bajará del vagón que se ve a la izquierda. No hay vallas y, por supuesto, no están mal puestas. Los caballetes hechos con palés son, en realidad, bancos de madera en los que una pareja joven lee; ella a Baroja, él está absorto con el ABC, que habla de un crack que no es futbolista. Tienen un bebé en un carro con ruedas grandes y adornos de encaje que está arropado con muchas mantas. En el otro banco Francis estruja un cigarro. Imagina un boceto de un relato para Cosmopolitan. Piensa en si le llegará el dinero de Vogue, en si tendrán bastante dinero para el viaje que quieren hacer hasta Donosti, en si convencerá a Zelda para llegar hasta Santander y pasar antes por Pamplona, en si ella llegará sobria y en si él mismo logrará mantenerse sobrio. En si llegará triste. No hay gente paseando en la foto, realmente. Ni palés apilados. El almacén a dos aguas está pintado de granate. Como el chaleco de Francis, que se siente un poco ridículo al ver la coincidencia. En el edificio del fondo, arriba, sale humo de una chimenea y Francis hace un gesto absurdo de inspirar el olor a leña quemada y luego sonríe, no se sabe si recordando una mañana fría en la que era un niño que leía cosas de ballenas en el porche de su casa y olía a chimenea o porque es un adulto sensato que se da cuenta de la distancia, de la altura, de la nieve que asoma en las cumbres de detrás. En la casa de la derecha, que también está mal en la foto, un hombre con una boina negra y una camisa blanca le da una mano de cal al trozo de pared que no es de piedra. El techo de pizarra brilla con el último sol de la tarde. El señor oye un tren y mira el reloj y hace un gesto de aprobación con la cara del que se alegra porque el mundo tiene orden. Zelda comprueba, nerviosa, su billete y lee otra vez “Canfranc”. El bebé del carro empieza a llorar con el ruido. Francis se levanta y mira el techo redondo, negro, del primer vagón, el que veis a la izquierda de la foto. El que él ve llegar con esperanza, con deseo, con miedo.
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