MATRIA, ESTADO ESPAÑOL Y LUIS ENRIQUE. O DEL TIEMPO Y LA SERENIDAD.
Tiempo y serenidad.
Tampoco pido tanto.
Luis Enrique me ha caído mal siempre. Hasta esta Eurocopa. Porque no es un corrupto. Y porque dice la verdad. En un país en el que tanta gente de las élites transige o cede o directamente compra o se vende, durante un mes y pico ha hecho lo que ha creído conveniente. En base a su criterio y sus conocimientos. Defendiendo a los que estaban por debajo de él y, en algunos momentos, eran la parte más débil del engranaje. Los chistes hacia arriba, el respeto hacia abajo.
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La serenidad es que un viernes al mediodía tengas un tebeo de Lobezno por empezar y un libro de Siruela empezado y no haya tesoro comparable. Una tarde con doble sesión del Granada y el Madrid. Un concierto radiado mientras conduces por una carretera de la costa. Me asusta un poco pensar que envejecer puede significar encerrarse en un micromundo de cultura y soledad. Me asusta envejecer. Ese dolor al levantarte que significa que estás vivo pero te recuerda qué te queda, cuánto te queda.
Italia es un equipo mediocre. Por suerte, en fútbol no siempre ganan los mejores. Pero Italia ha querido ser una versión de España, de nuestro juego, toda la Eurocopa, sin la clase ni la técnica ni el saber necesarios. El Granada de Diego le ganó al equipo del bueno de ellos. El mejor ha sido su lateral izquierdo y -dicen- un portero mediocre más propio de Instagram que de la Copa de Europa Cómo nos van a dar miedo. Porque es fútbol. Y en fútbol, como la gran metáfora de la vida que es, pasan estas cosas. Ayer, había un accidente terrible en una carretera secundaria. Nosotros pasábamos por allí, un día más, un concierto agradable, un buen rato de risas. Los que estaban allí, con el coche destrozado, quién sabe con qué daños personales, vivieron uno de esos días que no olvidas. La zorra maloliente.
“Matria” es como “estado español”. Yolanda Díaz tiene una tarea ingente, resistir al acoso de todos los Florentinos que pueblan el estado español y contribuir a crear una matria que nos permita vivir con dignidad. No sé si puedo mejorar esa frase. Ya, ya sé que no te dice nada a ti, que eres vegana y razonable y feminista pero piensa en Florentino. En sus esbirros y en que sus audios no han salido en la portada de ningún periódico deportivo. Creo que no había oído nada tan antimadridista en mi vida. Tan antiespañol si me apuras. Ni decir matria.
Southgate pensó que Italia era buenísima. Un cobarde. Oh, qué diferencia entre Luis Enrique y la mayoría de los entrenadores de esta competición, qué pena no verlo ganar el trofeo. Inglaterra jugó con tres centrales y perdió. Ese dato, como los audios de Florentino, no saldrá en portada de los deportivos. En una esquina de mi patio se juntan una cheflera y una dama de noche recogidas de la basura. Un -quizás falso- hibiscus traído de un jardín muy querido de Cantabria, un níspero que nació de un hueso que plantó mi hijo, unas flores que me regalaron cuando estaba enfermo de Covid, una flor de pato que compré porque era como la de mi primera casa en Granada. Memoria. Ser fiel a lo que uno es. Valentía para construir desde la basura. Mancini al menos es un profesional y sabe lo que tiene que hacer. Sabiduría de siglos, quizás. Querían imponernos una superliga en la que todos los jugadores controlaran el balón como Iniesta y regatearan como Messi y remataran como cualquiera de los Ronaldos y el fútbol es disfrutar con partidos entre selecciones en las que cada país -¿quizás debería decir aquí estado?- juega como su cultura. Italia es Italia y por eso dan susto. Pero son muy malos.
Leo un bestseller. (¿Qué más le falta a este post para destruir mi escasa reputación?). Muy interesante. Grisham construye un artefacto milimétrico en el que cada tema es un estudio de mercado en sí mismo. Leo con muchísima envidia la descripción que hace del mundo de las librerías de viejo y la bibliofilia de USA. Nos enseñan a menospreciar la cultura norteamericana -no saben dónde está España, ay- y lees las cifras que mueven, la facilidad que tiene un escritor allí para vivir de su trabajo, el amor a los libros, las universidades, las librerías y ay. Pero -terrible- no saben dónde está el estado español.
Cuando analizo decisiones que toma Luis Enrique -o Diego Martínez- busco qué razonamiento han hecho, qué porqué y porqué. Cuando Pedro Sánchez dice bobadas cobardes sobre el consumo de carne pienso en qué intereses tiene en decir eso y quién puede habérselo aconsejado. No dudo del saber técnico de los entrenadores de fútbol ni de su profesionalidad pero siempre me descubro dudando de ambas cosas cuando son políticos. Creo que en un segundo nivel de la administración hay técnicos y funcionarios que saben lo que hacen y por eso el país -nuestro querido estado español- sigue funcionando. Dicho lo cual, ¿por qué Luis Enrique pondría a Koke y no a Thiago? Supongo que valora más el trabajo diario que el nivel top que pueden alcanzar.
Luis Enrique dice cuando le preguntan por la derrota que se sorprende cuando ve llorar a niños que han perdido un partido. Acaba su trabajo situando con precisión qué ha pasado y qué importancia tiene. Salvo la historia que siempre hay detrás de un partido, de un torneo. Lo que nos cuenta es importante.
No he logrado ver todo el fútbol que me hubiera gustado. No logro leer, ni escribir, ni andar ocupadísimo por mi patio atendiendo a unas plantas y a otras el tiempo que quiero. Intento simplificar y analizar y pensar en porqué pero no tengo una solución. Puede que sea un fracaso personal -tengo pocas dudas sobre cuánto fracaso he acumulado durante años- pero me temo que también es un fracaso de época. Un fracaso al que nos han traído los que nunca dirían matria sin ironía.