jueves, 26 de mayo de 2011

Había algo decadente en las últimas novelas de Guelbenzu, la serie de Mariana de Marco habían entrado en una fase en la que todavía no estaba consolidada como una serie larga, tipo Brunetti, que aunque ha perdido buena parte del interés la sigo leyendo porque el personaje es ya parte de mi vida, y tampoco tenía la intensidad ni la calidad de las primeras. Con esta novela, se acabaron las dudas: Mariana de Marco es un gran personaje y esta serie tendrá, esperemos una larga y provechosa vida. Diez novelas según el propio autor, como homenaje a los suecos: "Me gustaría llegar a ese número como una especie de homenaje a las series que escribieron los autores Per Wählo y Maj Sjowall en los años cincuenta. Los considero los creadores de la novela policiaca europea actual", (de la entrevista en El País).


En "El hermano pequeño" se juntan un gran escritor, una protagonista viva y que da mucho juego contra un malo muy malo y que está a su altura y logran una novela redonda. Una novela, por cierto, con un cierto aire a Larsson. El ritmo es más rápido que en anteriores entregas y la intriga es mucho mayor; la novela se lee en un pispás y te quedas con notables ganas de unas 200 páginas más. Por lo menos. Pero claro, Guelbenzu no nos cuenta como son los muebles del Ikea. Me parece estupendo que el escritor español de novela negra menos de género y más literario logre conquistar con tanta finura a esas dos fantásticas señoras: la intriga y la velocidad.


Hay algo que no me deja de sorprender: una novela negra escrita en 2010 y no hay una sóla mención a la crisis. El año pasado destacó porque llovía y llovía y llovía y porque había, ¡hay!, una crisis de narices. En la novela llueve sin parar y el agobio de muchas de las situaciones se completa con el clima gris, triste y lluvioso. Pero no hay ningún parado, ninguna quiebra, níngun traje comisionista, nada que huela a crisis. Sin embargo algunos de los personajes nos muestran como es el ambiente social y, sobre todo, moral que nos ha llevado a este desastre. Ricos muy ricos que no dan explicaciones de casi nada. Jueces muy jueces que dan explicaciones a los ricos por casi todo. Pobres y no tan pobres que aceptan sin pestañear la mierda que les echan encima sus amos. Policías que no quieren escándalos y, también, se dejan aconsejar por los poderosos. Y como siempre gente valiente que no deja que los malos se salgan con la suya. Como nuestra jueza. Qué faltan nos hacen.

Guelbenzu en Todolomaloseaesto.com.

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