martes, 20 de septiembre de 2011

Principios de los setenta, mi padre me llevaba al fútbol y aparcaba lejísimos. Recuerdo perfectamente dónde dejaba el coche, un C8, luego un GS que me parecía impresionante. De la mano, mucha gente subiendo hacia los viejos Cármenes, pasábamos por delante de la Plaza de Toros. Siempre en la grada de Preferencia, la cárcel al fondo. Era chico y entraba, había sitio. En un partido contra la Real fui a General, había que estar de pie apoyado en una extraña barra  y me cansé. Muchos partidos en primera, luego muchos más en segunda, vino Cruyff con el Levante. Luego ya dejamos de ir. Mucho tiempo después, mi padre ya no estaba y seguía sin haber fútbol. Como todos los niños, pensaba que el fútbol de primera, que mi padre, era algo normal: si un año bajaba, ya subiría. No era verdad. 

2011, twitter, fb y todo eso. Para sacar el carné de abonado hay que apuntarse a un sorteo, esperar un mes y luego unos días más, ir dos días, ¡dos días!, a hacer colas, perderse el primer
partido y pagar una pasta. Sr. GranadaCF, ¿no podría haber contratado un informático y que le hubiera hecho un programilla que hubiera sorteado/adjudicado los abonos vía web? Luego llegas al campo y mientras haces otra cola, ves volar una cartera y unos chavales la cogen muy contentos. Nadie controla quién entra y quién no y los carnés de abonados vuelan sobre las rejas y sirven para entrar varias veces. Y a pesar del evidente descontrol, hay colas para entrar. Y cuando entras, la frase de la tarde: un tipo le dice a otro que le reclama el asiento que ha pagado: “mira es que hemos llegado y nos hemos ido sentando como hemos pillado”.

Estamos en la esquina, en una de las gradas supletorias. Es difícil llegar y el asiento es estrecho pero la visión es buena. Hace sol y la hierba está muy verde. Fútbol de primera en directo. El Villareal con Marchena, que le quitó el récord de partidos internacionales sin perder a Garrincha, con Bruno, Cani, Rossi y todos los demás. Estos tíos juegan la Champions. Dijo Garrido el otro dia después del partido contra el Bayer que ahora venían dos partidos muy importantes contra el Granada y el Mallorca y me dio un pellizco en el estómago.

El Granada juega sorprendentemente bien. El fútbol de campo no tiene nada que ver con el de la televisión. Mou y todos esos se empeñan en fichar jugadores rápidos. Miras la prensa y si dicen que uno es rápido, es que es buenísimo. Ves al Villareal y Valero, Marchena y Bruno destacan por lo lentos que son, ellos no se mueven, mueven el partido a su alrededor.

Uche tiene dos goles sólo ante César y los falla. La impresión en el primer tiempo es que antes o después el Villareal enganchará una y se acabará el partido. Pero el Granada sigue jugando bien, los centrales están magníficos y todo el equipo se ordena muy bien. La gente se queja incomprensiblemente en el descanso. Joder, han hecho un muy buen partido, el Villareal se quedó cuarto en primera y nosotros quintos en segunda.

Empieza el segundo tiempo y Siqueira hace un centro de lo que es, un lateral de tronío, (¿cuanto nos durará?), y Uche marca un golazo. El Villareal aprieta y aprieta, pitan un penalti por un tropezón, (es sorprendente lo poco que se equivocan los árbitros cuando no hay repeticiones o quizás nos tocó un extraño buen árbitro), y Rossi lo falla y De Guzmán falla el rechaze sólo y a puerta vacía. El Villareal no acaba de llegar con peligro y el Granada falla un par de ocasiones más. Cazorla costó diez millones menos que Coentrao. Asusta ver quién está al mando en el Madrid. Al Villareal le falta la chispa final: inexplicable que Nilmar no jugara todo el partido, echarán de menos a Cazorla.

A la salida en un bar se va la luz cada vez que el Barça marca y el camarero dice que eso ya lo sabía él.

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