jueves, 15 de septiembre de 2011


Llegué a este libro desde dos intereses bastardos: la ópera y la novela negra:  poco tiene que ver con ambas. Más tiene que ver con las novelas de Sciacia, con la vida de la Italia de Pavese.

Camilleri nos cuenta las historias de los vecinos de un pueblo que inaugura teatro y al que le imponen la obra del estreno contra la opinión general, el buen gusto y el sentido común. Empiezan a suceder tragedias y entremezcladas están la pasión, el cachondeo, y la estupidez de los políticos. El maestro italiano nos lo cuenta enrevesándolo con una estructura de capítulos que ayudan al desorden y a valorar la técnica del autor. No tengo tan claro que ayude a la historia, más bien al contrario. No me gustan los alardes técnicos que se notan. No me gusta cuando el autor se complica y nos complica la vida contándonos retazos para que nosotros los unamos y formemos el puzzle completo. Haga usted su trabajo, señor autor. Deje a la historia crecer que bastante fuerza tendrá, si la tiene. Y la historia la tiene, cuando vas entrando y desenmarañando, también vas disfrutando, vas conociendo a los personajes, algunos se merecerían más esfuerzo, más texto, más historia. Algunas escenas son impresionantes, imaginemos la pareja de amantes muertos tiznados de negro y abrazados en pleno goce. El médico en el montón de sal. La soprano que da el peor gallo, tan alto que los asusta a todos y desencadena el desastre. El fanático que viene del norte, de la capital, y destroza, luego muere...

Te quedas con ganas, sí. ¿Es un mérito dejarnos con ganas? No creo, me quedé con la sensación de historia desaprovechada, de talento, gran talento, que no acaba de dar todo lo que puede: más vida, 300 páginas más, más orden, más historia. Ah, Italia. Miras a nuestro querido seleccionador de basket y no sabes si está posando o pensando. Algo así me pasa con Camilleri, me temo que siempre creo que no lo ha dado todo, que tenía más. Siempre deseo que me gusten más sus libros de lo que me han gustado y pienso que me podrían gustar más si....

Recuerdo el Tenerife de Valdano, Redondo, Cappa,  Del Solar y los demás, miles de pases, cientos de paredes. Aquel partido en el que humillaron a la Juve. Los eliminaron. La estructura, desordenar los capítulos, hacer diez paredes de más... no estoy seguro.

Leía “La ópera...” y me acordaba de Bolkonski herido. La mayor capacidad técnica es contarte la historia en toda su extensión, que te de miedo físico la guerra, que el amor sea como enamorarse, que las mujeres sean insoportablemente bellas cuando son las más bellas; déjeme tranquilo con el orden de los capítulos y los alardes. Cuente. Y cuéntemelo todo, por favor.

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