viernes, 23 de febrero de 2007


José María Guelbenzu. Punto de lectura, 2003

Me dice Angel que ha comprado una novela policiaca de un tal Guelbenzu, que si lo he leído. Sí, casi no ya, hace veinte años que no toco un libro suyo. Intento recordar qué novelas había leido y lo logro con "El mercurio", que era un tostón y no pude acabarla, las que leí y me gustaron no soy capaz de recordarlas. Miro en la estantería y sólo tengo "El río de la luna", está firmada al comprarla: diciembre de 1991. Pero creo que leí el libro y luego me lo regalaron porque me encantó. Empiezo "No acosen..." pensando que quizá Guelbenzu se haya apuntado a la moda de escribir novela negra por lógicos motivos editoriales, no lo entendáis como un reproche, recordemos: ganar dinero vendiendo libros NO ES MALO.

No lo imaginaba escribiendo literatura de género. Empieza espeso y va creciendo la sensación de escritor con mucho oficio que puede sacar adelante cualquier libro pero no entusiasmar. Y de repente todo cuadra: leo a toda velocidad, el señor Guelbenzu estaba haciendo una de esas grandes faenas que sólo se descubren en el último tercio donde sale a relucir todo el arte del torero y se ve porqué ha hecho lo que ha hecho en los dos primeros tercios. Evidentemente no es una novela negra, hay crimen, asesino y protagonista de una saga, pero desde el principio sabemos quién es el asesino y no se cumplen ninguno de los demás requisitos del género. No importa. Es una estupenda novela, aunque tal vez sobren algunas de las primeras páginas. La estructura es espectacular pero más parecida a Kundera que a Hammet. Si en las novelas de Mankell hace frío en esta llueve como sólo sabemos los que alguna vez hemos tenido la suerte de veranear en Cantabria. Huele a tierra mojada y todo está verde alrededor.

Llamo a I-magina y me compro otra novela negra de Guelbenzu.

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