4 Clásicos. Capítulo 2. Real Madrid 1 - Barcelona 0.
Y al fin empezó el fútbol. Y fue realmente grande.
El miércoles vimos un partido mítico, uno de esos que se recuerdan y se cuentan. El mejor equipo del mundo frente al Madrid. Si la actuación madridista del sábado daba vergüenza, nada hay que reprochar a la del miércoles. Pensando bien, que tampoco hay porqué, Mourinho guardó cartas para las manos importantes, sabiendo que la liga estaba perdida. Recobró el sentido poniendo a Alonso de mediocentro y adelantó a Khedira y Pepe para impedir el juego del Barça. Nada hay de malo en defenderse para atacar, nada hay de malo en negarse a perder e intentar ganar a un grandísimo rival que ha juntado una generación mágica de jugadores. Molestaba la cobardía de encerrarse atrás y jugar sin esperanza, no hay problema en defender y salir a toda velocidad. Le pedimos a Mou y al equipo valentía y dignidad, no se pueden aceptar la resignación y la cobardía. El partido se dividió en dos y nos mostró las dos caras de la misma moneda, tan diferentes entre sí. En la primera parte el plan del Madrid funcionó, Messi e Iniesta estuvieron lejos del área y del balón y la posesión del balón fue anecdótica. Pero claro, no puedes desactivarlos todo el partido, en la segunda parte cogieron la pelota y se acercaron al área. También importa tener al mejor portero del mundo. Contaban ayer que Casillas ha jugado dos finales de Champions, una de Eurocopa, una de un Mundial y una de Copa y no ha concedido ningún gol. Impresionante.
A la mitad del segundo tiempo el partido parecía decidido, era imposible aguantar esa avalancha de fútbol. El mediocampo del Madrid se quedó sin fuerzas y Mou parecía petrificado. El plan había fallado. Iniesta cogió el balón y pensé que si Messi gana los partidos normales, los realmente grandes, (Stanford Bridge, Manchester, Holanda), los gana Iniesta. Hubo algo heroico en la resistencia sin fuerzas del Madrid. Mou se jugó la carta de Adebayor, más que discutible, y perdió aun más centro del campo ya que Cristiano no defendía como Ozil. El cambio de Granero por un agotado Khedira nos dio aire. Por cierto, Khedira es un gran jugador, que hizo un partidazo, corre, lucha, tiene un gran primer toque, que va a un compañero, nada que ver con Gago o Lass. Pero el Barça no pudo con Casillas y, al llegar la prórroga, se vio que ellos también estaban fundidos. Di María logró un centro imposible y el Barça se dio cuenta de que iba a perder. Tal vez no sea lo más normal sacar a un chaval de 20 años que apenas lleva diez partidos en primera en una final de copa pero desde aquí le agradezco a Guardiola que no sacara a Thiago. Afellay y Keita. Thiago, vente al Madrid.
Antes del partido hubo dos despreciables campañas de Marca: una con la bandera española y otra con Piqué. Conviene recordar algo extremadamente simple: la senyera es una bandera española, que forma parte de España, legal y tan respetable como las demás. Y mira que me gustan poco, todas, las banderas. Intentar convertir la final en un partido entre españoles buenos y malos sería una estupidez si no fuera algo mucho peor. Imaginemos que un periódico por ejemplo vasco, dice que Sergio Ramos ha insultado a la ikurriña y al País Vasco en el túnel de Anoeta. No quiero pensar en lo que se diría en la prensa de Madrid. Imaginemos que lo hace de una forma cutre y poco creíble y que Sergio Ramos lo desmiente en twitter y que ningún jugador de la Real lo confirma. Probablemente el periodista y el director acabarían en la Audiencia Nacional. En Belgrado, poco antes de la guerra, publicaron que en Zagreb le daban de comer niños serbios a los leones del zoo.
Intentaré ser un extraterrestre: me convertiré en verde y tendré antenas con ojos como bolas de billar. Si fuera así, diría que el arbitro tuvo un criterio más que razonable en la final, quizás se equivocó en algunas tarjetas que no lo eran y dejó pasar algunas jugadas más violentas que sí que deben de serlo siempre. Tal vez los dos laterales derechos se merecieron algún castigo más. Si fuera un marciano verde le hubiera pedido que fuera más firme en ese buen criterio de no sacar tarjeta por todo y, también, en el de castigar sólo la violencia. Pero no existen los extraterrestres, leed los periódicos de Madrid y Barcelona y lo comprobaréis. Dicen los periodistas, todos decimos, que necesitamos políticos honrados. ¿Y periodistas?
Hoy no juegan, mañana tampoco. Habrá que esperar al miércoles. El Barça es favorito, quizás más que antes porque ya no habrá sorpresa táctica. El Madrid no puede ir en desventaja al Nou Camp y tiene que atacarles en el Bernabeu. Faltan todavía cinco días. Espero que juegue Benzemá, ojalá Granero, y supongo que Pepe volverá a ser central. Guardiola inventará algo y, esperemos, siga sin confiar en Thiago. Que Mou sea un crack otra vez y no sólo en la rueda de prensa. Cinco días. Un mundo sin fútbol.
El miércoles vimos un partido mítico, uno de esos que se recuerdan y se cuentan. El mejor equipo del mundo frente al Madrid. Si la actuación madridista del sábado daba vergüenza, nada hay que reprochar a la del miércoles. Pensando bien, que tampoco hay porqué, Mourinho guardó cartas para las manos importantes, sabiendo que la liga estaba perdida. Recobró el sentido poniendo a Alonso de mediocentro y adelantó a Khedira y Pepe para impedir el juego del Barça. Nada hay de malo en defenderse para atacar, nada hay de malo en negarse a perder e intentar ganar a un grandísimo rival que ha juntado una generación mágica de jugadores. Molestaba la cobardía de encerrarse atrás y jugar sin esperanza, no hay problema en defender y salir a toda velocidad. Le pedimos a Mou y al equipo valentía y dignidad, no se pueden aceptar la resignación y la cobardía. El partido se dividió en dos y nos mostró las dos caras de la misma moneda, tan diferentes entre sí. En la primera parte el plan del Madrid funcionó, Messi e Iniesta estuvieron lejos del área y del balón y la posesión del balón fue anecdótica. Pero claro, no puedes desactivarlos todo el partido, en la segunda parte cogieron la pelota y se acercaron al área. También importa tener al mejor portero del mundo. Contaban ayer que Casillas ha jugado dos finales de Champions, una de Eurocopa, una de un Mundial y una de Copa y no ha concedido ningún gol. Impresionante.
A la mitad del segundo tiempo el partido parecía decidido, era imposible aguantar esa avalancha de fútbol. El mediocampo del Madrid se quedó sin fuerzas y Mou parecía petrificado. El plan había fallado. Iniesta cogió el balón y pensé que si Messi gana los partidos normales, los realmente grandes, (Stanford Bridge, Manchester, Holanda), los gana Iniesta. Hubo algo heroico en la resistencia sin fuerzas del Madrid. Mou se jugó la carta de Adebayor, más que discutible, y perdió aun más centro del campo ya que Cristiano no defendía como Ozil. El cambio de Granero por un agotado Khedira nos dio aire. Por cierto, Khedira es un gran jugador, que hizo un partidazo, corre, lucha, tiene un gran primer toque, que va a un compañero, nada que ver con Gago o Lass. Pero el Barça no pudo con Casillas y, al llegar la prórroga, se vio que ellos también estaban fundidos. Di María logró un centro imposible y el Barça se dio cuenta de que iba a perder. Tal vez no sea lo más normal sacar a un chaval de 20 años que apenas lleva diez partidos en primera en una final de copa pero desde aquí le agradezco a Guardiola que no sacara a Thiago. Afellay y Keita. Thiago, vente al Madrid.
Antes del partido hubo dos despreciables campañas de Marca: una con la bandera española y otra con Piqué. Conviene recordar algo extremadamente simple: la senyera es una bandera española, que forma parte de España, legal y tan respetable como las demás. Y mira que me gustan poco, todas, las banderas. Intentar convertir la final en un partido entre españoles buenos y malos sería una estupidez si no fuera algo mucho peor. Imaginemos que un periódico por ejemplo vasco, dice que Sergio Ramos ha insultado a la ikurriña y al País Vasco en el túnel de Anoeta. No quiero pensar en lo que se diría en la prensa de Madrid. Imaginemos que lo hace de una forma cutre y poco creíble y que Sergio Ramos lo desmiente en twitter y que ningún jugador de la Real lo confirma. Probablemente el periodista y el director acabarían en la Audiencia Nacional. En Belgrado, poco antes de la guerra, publicaron que en Zagreb le daban de comer niños serbios a los leones del zoo.
Intentaré ser un extraterrestre: me convertiré en verde y tendré antenas con ojos como bolas de billar. Si fuera así, diría que el arbitro tuvo un criterio más que razonable en la final, quizás se equivocó en algunas tarjetas que no lo eran y dejó pasar algunas jugadas más violentas que sí que deben de serlo siempre. Tal vez los dos laterales derechos se merecieron algún castigo más. Si fuera un marciano verde le hubiera pedido que fuera más firme en ese buen criterio de no sacar tarjeta por todo y, también, en el de castigar sólo la violencia. Pero no existen los extraterrestres, leed los periódicos de Madrid y Barcelona y lo comprobaréis. Dicen los periodistas, todos decimos, que necesitamos políticos honrados. ¿Y periodistas?
Hoy no juegan, mañana tampoco. Habrá que esperar al miércoles. El Barça es favorito, quizás más que antes porque ya no habrá sorpresa táctica. El Madrid no puede ir en desventaja al Nou Camp y tiene que atacarles en el Bernabeu. Faltan todavía cinco días. Espero que juegue Benzemá, ojalá Granero, y supongo que Pepe volverá a ser central. Guardiola inventará algo y, esperemos, siga sin confiar en Thiago. Que Mou sea un crack otra vez y no sólo en la rueda de prensa. Cinco días. Un mundo sin fútbol.
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