11-M, La novela gráfica. Mi relato no será tan bello como debiera, pero haré lo posible para que sea verdadero.
En la Reja. Un café como todos los días. Con leche y grande, por favor. Un poco de fría. Pepe me cuenta que ha habido un atentado en Madrid y que hay dos muertos. Qué hijos de puta. Qué cabrones. Pensé que ETA quería que Aznar ganara las elecciones. Todos estábamos pendientes de las elecciones. El viejo dicho de cuanto peor mejor que tanto le gusta a todos estos hijosdeperra.Al llegar a la tienda miro elpais.com y ya hay, no sé, quizás veinte muertos. ¿Treinta?
Era un día gris, muy nublado. Lo recuerdo como si faltara luz. Un día sin brillo. Paso toda la mañana leyendo periódicos en la red. No se puede trabajar.
A mediodía salgo a comprar a las tiendas del barrio. Recuerdo conversaciones en la farmacia y en el súper. Otegui ha condenado ya el atentado.
Hablo con S. y comentamos el horror. Dudamos en llamar o no a nuestros amigos en Madrid. Daba miedo y temíamos molestar, ocupar líneas que quizá fuesen necesarias.
Por la noche nos enteramos del desplome de las bolsas europeas. Empiezan a salir todas las noticias en los periódicos ingleses y americanos. Cada vez hay menos dudas.
Al día siguiente por la tarde abro la tienda y la cierro inmediatamente. No me había dado cuenta de la dimensión de las manifestaciones. Vuelvo a casa y el único comercio abierto del barrio es la carnicería musulmana que había debajo de nuestro piso. Vaya. Al poco tiempo cerró. ¿No se enteraron de lo que pasaba? ¿Qué pensarían? ¿Ni siquiera intentaban disimular o eran unos atontados que no se enteraban? Era tan raro, tan terriblemente llamativo que hubieran abierto que daba miedo.
Luego vinieron los políticos y las elecciones y fue como si todo lo desenfocaran: mientras todo el país debía de estar llorando a los muertos, cuidando a los heridos y consolando a las familias nos metimos en una estúpida y mezquina trifulca de varios años. Aun hoy, al leer esta buena novela gráfica, mis recuerdos están desenfocados, están manchados por la insidia de algunos políticos. Dice Pilar Manjón que su hijo no quería morir para favorecer a nadie, que no era responsable de ningún triunfo ni de ningún fracaso electoral. Aun hoy no nos centramos exclusivamente en pensar que unos hijos de puta mataron a casi doscientas personas e hirieron a muchas más. Por eso me ha gustado esta novela gráfica: me ha enfocado el problema. ¿Cómo lo ha hecho?: basándose en la sentencia. Una sentencia de un tribunal democrático basado en una ley aprobada democráticamente. La única respuesta.
Era un día gris, muy nublado. Lo recuerdo como si faltara luz. Un día sin brillo. Paso toda la mañana leyendo periódicos en la red. No se puede trabajar.
A mediodía salgo a comprar a las tiendas del barrio. Recuerdo conversaciones en la farmacia y en el súper. Otegui ha condenado ya el atentado.
Hablo con S. y comentamos el horror. Dudamos en llamar o no a nuestros amigos en Madrid. Daba miedo y temíamos molestar, ocupar líneas que quizá fuesen necesarias.
Por la noche nos enteramos del desplome de las bolsas europeas. Empiezan a salir todas las noticias en los periódicos ingleses y americanos. Cada vez hay menos dudas.
Al día siguiente por la tarde abro la tienda y la cierro inmediatamente. No me había dado cuenta de la dimensión de las manifestaciones. Vuelvo a casa y el único comercio abierto del barrio es la carnicería musulmana que había debajo de nuestro piso. Vaya. Al poco tiempo cerró. ¿No se enteraron de lo que pasaba? ¿Qué pensarían? ¿Ni siquiera intentaban disimular o eran unos atontados que no se enteraban? Era tan raro, tan terriblemente llamativo que hubieran abierto que daba miedo.
Luego vinieron los políticos y las elecciones y fue como si todo lo desenfocaran: mientras todo el país debía de estar llorando a los muertos, cuidando a los heridos y consolando a las familias nos metimos en una estúpida y mezquina trifulca de varios años. Aun hoy, al leer esta buena novela gráfica, mis recuerdos están desenfocados, están manchados por la insidia de algunos políticos. Dice Pilar Manjón que su hijo no quería morir para favorecer a nadie, que no era responsable de ningún triunfo ni de ningún fracaso electoral. Aun hoy no nos centramos exclusivamente en pensar que unos hijos de puta mataron a casi doscientas personas e hirieron a muchas más. Por eso me ha gustado esta novela gráfica: me ha enfocado el problema. ¿Cómo lo ha hecho?: basándose en la sentencia. Una sentencia de un tribunal democrático basado en una ley aprobada democráticamente. La única respuesta.
P.D. La cita del subtítulo es de "Trafalgar" de Benito Pérez Galdós.
Post a Comment: