domingo, 7 de septiembre de 2014

Avisos:
No voy a corregir el texto, esta propuesta si me la tomo en serio, con lo friki que soy, puede tenerme loco durante meses. Es decir, me encanta hacerlo, pero va a ser la lista de mis diez libros preferidos durante el rato que tarde en escribirlo.
He repetido miles de veces la frase de Kundera que decía, más o menos, “la novela es mi patria”. Esto quiere decir, por lo que conlleva de curioso sentimiento nacionalista, que no voy a ser nada profesional y voy a decir, dentro de lo que cabe, la verdad.
1. Guerra y paz de Tolstoi. Es la madre y el padre de todas las novelas. La mejor obra que he leído y el gran libro de mi madurez. La adoro. Es perfecta hasta en sus excesos. Ya, ya sé que Ana Karenina está mejor escrita pero no es tanto libro, no hay ese talento excesivo, esa cantidad apabullante de vida. El único problema de este libro es cuándo volver a leerlo. ¿Una vez cada cinco años? ¿Cada diez? (Imprescindible leerlo en la traducción de Mario Muchnick o, supongo, en ruso).
2. La dama de las camelias de Dumas hijo. Mi libro de los quince años. Una novela da amor y un libro contra la intolerancia, así, al menos, lo leía yo hace treinta años.
3. La casa de la colina de Cesare Pavese. Lo leí porque se confundió alguien o porque me confundí yo al comprarlo con trece o catorce años. Y claro, la literatura se convirtió en otra cosa.
4. Por quién doblan las campanas de Hemingway. El estilo, la pose y el talento. Quiero a los libros por sus virtudes, por sus aciertos y Hem tiene tantos que es imprescindible. Sería no sólo otro lector, sino otra persona sino lo hubiera leído. (Podrían ser los cuentos o Fiesta pero hoy me quedo con esta).
5. Los mares del sur de Vázquez Montalbán. Una noche complicada vi a un señor con bigote en Almuñecar. Era don Manuel. Seguro.
6. Rojo y negro. Guerra y paz sólo hay una pero esta… La leí mal, durante meses mientras estudiaba hace un par de años, da igual como la leas, es sencillamente impresionante.
6. Los Diálogos de Platón. Mi libro de la facultad. Aprender a pensar y aprender a distinguir lo bueno y lo bello. Y cosas así.
7. La insoportable levedad del ser de Kundera. Durante años llevé un ejemplar en el coche y leía trozos cuando tenía que esperar. No sé si ahora me gustaría tanto como hace diez o veinte años.
8. Hermosos y malditos de Scott Fitzgerald. Nadie ha contado mejor los desastres que SF. Y los cuentos que escribió para Vogue y Cosmopolitan.
9. Espera a la primavera Bandini de Fante y Las bestiales bienaventuranzas de Balthazar B de Donleavy. Porque son una bandera y porque de ahí vengo.
10. El árbol de la ciencia de Baroja. Era obligatorio en COU e hice trampa para el trabajo. Luego lo leí cinco o seis veces. También valdría alguna de Galdós.

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