jueves, 27 de febrero de 2014

El guardián invisible es una gran novela, te atrapa desde el principio y te lleva corriendo y saltando entre las dos tramas en las que fluye y no te da tiempo a respirar… sólo a pasar miedo. Recuerdo una noche en un bosque de Galicia. Todavía fumaba. Encendí la pipa y fui a salir y dar un paseo y… me quedé en el tranco de la puerta de la casa. Había algo oscuro que daba miedo en aquellos árboles.

Dos tramas: unos asesinatos y la vida familiar de la protagonista. La investigación propia de una novela negra y el microscopio fijo en el análisis de una familia navarra con todos los problemas necesarios para convertirla en una familia interesante y real. Ahí, quizás, sea donde logra los mayores aciertos DR: el análisis de los roles, el acercamiento al abismo de la locura, el dolor infantil contado de tal manera que duele de nuevo al leerlo.

DR mezcla con éxito sucesos esotéricos en la investigación. Y resulta, sorprendentemente, creíble. Tal vez con la lógica con que nos creíamos las aventuras de la Patrulla-X pero lo lees y te lo crees. Y para los que no conocíamos la mitología vasca el paseo por sus personajes es fascinante.

Novela negra y de la buena, pero como en muchas de las que estoy leyendo ultimamente, (Guelbenzu, p. ej.), la crisis no existe. Supongo que la realidad en Navarra no es la misma que en Granada, (por suerte para ellos), pero no esperéis ver un parado, un despido, una bajada de sueldos… nada. La novela se desarrolla en un limbo temporal, bien podría suceder cinco años antes o cinco años después. No se habla en ningún sentido de las condiciones socio-económicas de los personajes. Clase media-alta acomodada, qué vulgaridad el dinero.

Al recomendarla ayer pensé que era muy americana. Una Sue Grafton con más gracia e interés. Una literatura muy profesional, muy bien escrita y con un manejo del ritmo y la historia espectaculares. También, hoy, pensando en eso que había dicho, eché en falta que fuera un poco europea, que contara una foto viva en la que es imposible que no esté la crisis. Pero se me pasó cuando comprobé que en la librería de mi pueblo tenían la segunda parte. Voy a dejar de escribir ahora mismo y voy a empezar “Legado en los huesos”.

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