lunes, 25 de noviembre de 2013

Dice Miguel Pineda Ortega que me toca hablar de Nirvana.

Oí a Nirvana por primera vez en el Planta, (¿verdad, Ja Peinadomarfil?), era el año 91 o 92 y mi vida era una puta mierda y KC decía exactamente lo que yo necesitaba oír. Creo que nunca he estado más perdido y más enloquecido, entonces llegó Susana Melero y todo comenzó a mejorar.

Probablemente Nirvana fue el último grupo que me gustó como te gustan los grupos cuando eres joven. Poco después comencé a trabajar en la Burbuja y aquel bar en el que la música era el centro y el todo, a mi me vacunó contra el rock and roll y me permitió, me condenó, a oír la música con otra distancia.

Luego, un viernes, llegué al partido de futbito y me dijeron que había muerto. Cada uno tenemos nuestros muertos y KC fue mi muerto durante mucho tiempo. Hay gente que te gustaría que hubiera vivido más para que hubiera escrito o cantado o compuesto más cosas. A mi me hubiera gustado que KC viviera más para que le hubiera dado tiempo a ser un poquito feliz.

No sé si era esto lo que querías, querido amigo.

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