Me recordó a la final del mundial de basket contra Grecia. ¿Sabes? España cogió el balón y empezó a ganar, a jugar, pero sobre todo a ganar, y cuando los rivales se dieron cuenta sabían que habían perdido. No había nada que hacer.

La emoción duró poco, no fue un partido vibrante como el de semifinales, cuando Silva marcó, el campo pareció inclinarse. Xavi salió de sus vacaciones para trincar el balón y moverlo a su antojo, Italia no tenía respuestas. La diferencia con el basket es que en fútbol todo cambia en medio segundo: hasta el cuatro cero, creo que no estuve medianamente tranquilo. En cada centro de Pirlo veía una cabeza azul rematando goles. Balotelli disparaba punterazos a las escuadras. El arbitro nos expulsaba a todos. Un desastre.

Iniesta, al fin, ha sido nombrado mejor jugador de la Eurocopa. Es, sin duda, el mejor de Europa y tal vez del mundo. Además, es el mejor en los partidos importantes, en los que deciden Champions y Mundiales. Ayer dijo que él no jugaba para ganar balones de oro, “yo juego para ser feliz”. Kant estaría de acuerdo: hay que hacer las cosas en sí. Una forma ética de jugar al fútbol.

Acabó el partido y cometí el error de asomarme a twitter y facebook: España volvió a ser el país cateto y mezquino en el que vivimos. Todo el mundo criticaba a alguien: a Xavi por nosequé bandera, a Ramos por el capote, al otro por la novia. Fotos de botellones. El sueño del balón que se desliza con mimo por el césped se acabó ahí, en la hierba. La selección me temo que no es un reflejo de la sociedad de la que ha salido.

Se acabó la Eurocopa, como siempre me ha sabido a poco. Parece tan lejano el día que empezó. Acaba y llega el verano aunque en estos días la temperatura nos engañe. No habrá fútbol, llegarán las vacaciones, la vida seguirá. La crisis volverá a tener toda nuestra atención para tranquilidad de todos esos imbéciles que creen que el fútbol es circo y nos distrae de la revolución.

¿Qué hará hoy Pirlo? Me impresionó su cara al final del partido. Un gran tipo. Extremadamente deportivo. Quitando a Iniesta, el mejor del campeonato.

Acabó el fútbol y sentí pena y alivio. No lo he disfrutado como otras veces, el duelo no te deja. Tal vez, a ratos, he olvidado y también, otros muchos ratos, te he contado en silencio qué iba sucediendo. He llorado viendo partidos y he imaginado cómo discutiríamos sobre los árbitros, sobre don Andrés y el doble pivote. Se acabó el fútbol, quizás el dolor necesite ahora silencio.
Continue Reading