El partido que más esperaba de todo el año. Nunca me ha gustado el Athletic, siempre me ha parecido que esa extraña política que buscaba más el nacimiento en un sitio que el trabajo con la cantera rayaba en la xenofobia. Supongo que no es tan así.

El equipo actual del Bilbao es una delicia: seis o siete jugadores de primer nivel dirigidos por Bielsa, que tampoco me gustaba cuando estaba en Argentina, han logrado ser el equipo más apetecible de ver de toda Europa. El partido contra el Manchester se recordará durante años. Muniaín es el relevo en España de Iniesta y será un claro aspirante a Balón de Oro. El camino es más importante que la meta. En fútbol y en todo. Por eso es tan terrible que Mou sea el entrenador de tu equipo. Te deja sin el camino.

Hay atasco en la autovía. Los granadinos tenemos malafollá y chocamos nuestros coches en la A44. Nos gusta ir muy pegaditos y luego no nos da tiempo a frenar. Que frenen los otros. Con el tiempo justo llego al campo y todavía es de día. Hay luz de Champions. Parece que alguien ha pensado y no hay cola en la puerta 5. Un señor me cachea. Con los brazos arriba, me dice que si sé que soy igual que Steven Spielberg. Miro mis brazos levantados. Gracias, tío. 

Subo corriendo las escaleras, Mikel Rico se interna, tira a meta y el rechace lo coge Jaime y uno - cero. Imposible mejor. El Athletic coge el balón y empieza a atacar. Una y otra vez, sin parar. Juegan como el Barça pero más rápido, más divertido. Tocan, se mueven, cambian de posición. Muniaín dirige el cotarro como si llevara diez años jugando Champions. Un fenómeno.

El Granada defiende con orden y contraataca con mucho peligro. Y llega el penalti. En el campo me pareció claro. Qué difícil es ser árbitro. Lo que más me ha sorprendido de este año en primera es lo poco que se equivocan los árbitros en el campo. En la tv ya es otra cosa. El Granada en el descanso se reordena, bien Abel, con Borja de lateral y Siqueira de interior. 

Creo que De Marcos jugó en las seis posiciones que hay por delante de los laterales. También algún rato en la banda. En todas jugó bien. Si lo llevara Mendes o fuera turco estaría en la agenda del Madrid. Muniaín es fantástico. En la jugada del penalti se paró como Butragueño y pasó como Laudrup. A ratos es Iniesta. Se plantó sólo delante de Julio César y este le sacó un balón de gol. Qué duro debe de ser jugar de portero y que todo tu público contenga la respiración cada vez que te toque intervenir. Julio César jugó un partidazo, sacó unas pocas difíciles y alguna imposible. No se equivocó ninguna vez. Me alegro por nosotros y por él. Qué dura debe de ser la portería cuando hay errores. 

Geijo marca el dos - cero. Bienl. Quizás si hubiera tenido más confianza hubiera hecho mejor temporada. Ighalo no ha jugado mejor que él. Uche sí, pero nunca  lo han puesto de delantero. 

Amorebieta le hace falta a Nyon. Penalti y expulsión, era la segunda amarilla. El árbitro no la pita y Nyon le da un puñetazo a un jugador del Athletic. Falta pero no lo expulsa. El árbitro parecía, ahí sí, que había perdido el norte.

El Athletic sigue y sigue. Siqueira está a punto de meter uno de vaselina. Espectacular. Martins empieza a perder balones, no aguanta más de sesenta minutos. Abel lo cambia por Abel. ¿Por qué no Franco Jara? Si se trata de aguantar el balón y correr...

Falta poco y vamos ganando. La salvación esta casi hecha. El público hace la ola. No me gusta nada. Nada. Lo inventaron los mexicanos porque, supongo, querían parecer felices en su mundial. Un horror.

Y el Athletic sigue. Y Llorente caza una. Y Susaeta otra en un rebote. El partido ha sido grandioso en fútbol y emoción. Y el socio que se sienta en  mi asiento grita por primera vez en la temporada, (bajito, eso sí), cual Spielberg enfurecido: “arbitro, pita ya, coño”. Y por suerte pitó y el Athletic no nos marcó el tercero. 

Gran película, sin duda.
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