jueves, 12 de enero de 2012

El día después. 
Al diablo, pensó Manolín, miró a su padre y saltó de la moto amarilla. Las grandes ruedas negras siguieron girando un poquito. Manuel, padre, se quedó perplejo. Llevaba tiempo ahorrando para la moto del enano. El chico le había pedido una pelota. Blanca y negra, como las antiguas, por favor. Lo siguió con la vista mientras llegaba a la zona del parque en la que jugaban los demás niños al fútbol. Se va a manchar de tierra. Comenzó a acercarse arrastrando la moto y sonrió al ver a los otros padres con las consolas, las bicis y los patines disfrutando del partido.

(PD. Escrito para Relatos en Cadena, fue finalista Luis del Gozo.)

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