jueves, 16 de julio de 2009

Heróica tierra cruel – John Carlin

Es el segundo libro de Carlin que leo tras los “Los ángeles blancos”; los dos comparten virtudes y defectos: son interesantes, se leen bien y con interés pero te dejan una sensación de que Carlin, además de un buen periodista, es un grupi. Dice, y con razón, varias veces en el libro que hay temas en los que no hay objetividad que valga, (como Blomkvist en Millenium), y me parece bien, pero de eso a repetir, una y otra vez, las innumerables virtudes de Mandela, y de Kagame, hay un trecho.


El libro se centra en el periodo que va desde la salida de la cárcel de Mandela hasta que es elegido presidente. Cuenta, sobre todo, como el CNA, y Mandela en particular, logran una salida pacífica a una de las peores dictaduras del siglo en base a una estrategia de perdón y olvido. Carlin elogia a la mayoría negra que es capaz de perdonar a los asesinos racistas que los han estado jodiendo y que además se han quedado con el poder económico. Esto es elogiable desde un punto de vista personal, (¡qué narices tienen que son capaces de vivir con sus asesinos!), pero es más discutible desde una visión ética: se han perdonado miles de asesinatos que han quedado impunes. ¿Hasta que punto es razonable perdonar a los asesinos para que no haya más sangre o más amenaza de sangre? En España hemos visto las dos cosas: en la transición se hizo tabla rasa y con ETA se ha decidido no hacerla. ¿Bien está lo que bien acaba? No sé, no sé.



Y Ruanda. Leí hace tiempo un libro de Elmore Leonard, (¿Bandidos?, no recuerdo el título y no encuentro el libro), que empieza con las páginas más terribles que quizá haya leído nunca en las que cuenta la matanza de la Iglesia de Nyamata. En esta iglesia murieron 20.000 personas asesinadas, la mayoría a machetazos, en pocos días. En 100 días murieron entre 800.000 y un millón de personas asesinadas en Ruanda. Carlin cuenta una visión un tanto idílica del proceso posterior basado, también, en el perdón y en un retrato elogioso del presidente Kagame. En este enlace hay fotos de la Iglesia, son espeluznantes.


Hay algunos pasajes realmente reveladores:
(...)¿Odio? Sí, durante muchos años, desde que era niño, nos habían dicho en la radio, incluso en la escuela, que los tutsi querían expulsarnos de nuestras tierras, que deseaban toda la riqueza del país para ellos . Nos dijeron que los tutsi no eran verdaderos ruandeses, que procedían originalmente de Etiopía y que nosotros, los hutu, éramos los auténticos, el pueblo superior”
Es un testimonio de un pollo que participó activamente en la matanza y que llegó a comerse el corazón arrancado de algunas de sus víctimas. Lo de siempre con los nacionalismos: el otro que viene a quitarte lo tuyo, el pueblo verdadero y/o superior, etc...


Y una frase de Goering en el juicio de Nuremberg:
Siempre se puede lograr que la gente haga lo que quieren sus dirigentes. Es fácil. Lo único que hay que hacer es decirles que los están atacando”.

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