jueves, 12 de abril de 2007

No cuento.

Soy un cuento que no soy. No tengo historia, ni futuro: me pensaron para un libro que no fue y al que no me habían invitado y que además no se iba a publicar. Y además nadie me contará.

Si fuera, me gustaría tener frases bonitas para gustarle a Manolín. Podría tratar de un adolescente con pretensiones que escuchara a Bob Dylan y la voz sería la de su hermano chico y estaría lleno de comprensión y ternura. Habría frases descriptivas elocuentes y misteriosas del tipo: "Las paredes se alzaban hasta el infierno y encima estaban tus ojos mirándome. Sólo la ventana me daba esperanzas". Mi hermano estaría triste y yo no sabría porqué y habría una mujer enferma y una ventana y no sabría como consolarlo. También un hospital y luces sombrías y mi madre llorando y ocultándome lo que bien sabía ya. Y, después, unos días después, sol, mucho sol y él que vuelve a llamarme, y la mujer estaba allí y sonreía y mi madre me abrazaba y ya no lloraba.

Pero los cuentos no son frases y hay que contarlos.

(Dedicado a MC: gracias por indignarme, amigo).

2 comentarios

No las merece. Job sólo era un aprendiz. Así va el país, ¿no?

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